** 21 Laringitis, traqueitis, falso crup, ronquera. El paciente, generalmente un niño, se despierta bruscamente hacia la medianoche o después, con una intensa sofocación o disnea, llanto o gritos, intensa inquietud general y de las manos, con cianosis de la cara y extremidades; no puede espirar el aire ni estar acostado con la cabeza baja, por lo cual se sienta (lo que lo mejora transitoriamente) o salta de la cama; los accesos son frecuentes y siguen hasta las 4 de la madrugada (peor a las 3); con tos, obstrucción nasal y sudores faciales. Asma en niños; duermen con disnea. Tos sofocativa a medianoche con espiración silbante o suspirosa; peor en reposo, en la cama o con la cabeza baja; por aire frío y seco; profunda, hueca, ronca; o continuada, con expectoración salada o dulce. Coqueluche, con expectoración escasa y mucosa solo de día. Dolores agudos debajo del pezón izquierdo. Presión en el esternón. Repentina sensación de contracción en los costados del tórax. Tos seca, profunda precediendo a los accesos febriles.
** 23 Manos y pies hinchados y cianóticos; y antebrazos azul oscuros. Tironeos dolorosos en antebrazos y huesos de las manos. Dolores en muñecas y dedos. Temblor en las manos cuando escribe. Tironeos dolorosos en los muslos. Tensión en los tendones del muslo, como si fueran muy cortos. Sensación de frío, adormecimiento y anestesia en la tibia derecha; dolores agudos en la tibia. Edemas en miembros inferiores, pies, piernas y rodillas. Dolores desgarrantes en piernas y tobillos. Pies helados con cuerpo caliente.
*** 25 Escalofríos con estremecimientos antes de dormirse. Fiebre con piel seca y ardiente al dormirse o mientras duerme: después de acostarse; sin sed y con temor a destaparse. Fiebre con escalofríos en cualquier etapa del paroxismo. Sudores abundantes que comienzan en la cara y se entienden a todo el cuerpo, que aparecen al despertarse y duran mientras está despierto, desapareciendo apenas se duerme y volviendo la fiebre. Sudores de 19 a 1 horas. Sudores en todo el cuerpo, excepto en la cabeza; o estando acostado; copiosos de noche, pero no debilitantes; mejor por el movimiento; con aversión a destaparse. Los sudores continúan durante la apirexia, en el paludismo, en la forma cotidiana. La sudoración copiosa con las características mencionadas, acompaña a la mayoría de los síntomas, y es uno de los elementos más indicativos que conducen a la prescripción de este medicamento.
